La vivienda en México: entre el derecho, la diversidad y el mercado

Hablar de vivienda en México es hablar de diversidad. Desde los conjuntos urbanos verticales hasta las casas rurales de autoconstrucción, la vivienda en el país refleja la pluralidad social, cultural y económica de sus habitantes. Sin embargo, también revela una constante tensión entre el derecho constitucional a una vivienda digna y la realidad del mercado inmobiliario, que enfrenta desafíos en asequibilidad, acceso al financiamiento y planeación urbana.

La vivienda: entre el derecho y la asequibilidad

La Constitución mexicana establece que toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa. Sin embargo, los datos muestran que este objetivo sigue distante para una parte significativa de la población.

De acuerdo con la Sociedad Hipotecaria Federal, la asequibilidad de la vivienda ha caído más del 6% en los últimos años, lo que implica que solo una fracción de los hogares puede acceder a una vivienda formal sin comprometer otras necesidades básicas.

Los créditos hipotecarios benefician sobre todo a trabajadores formales. Esto deja fuera a millones de personas del sector informal o con ingresos variables, que recurren al arrendamiento o a la autoconstrucción sin apoyo financiero.

Esta brecha estructural obliga a repensar la política habitacional no solo desde la construcción masiva, sino desde el diseño de instrumentos financieros incluyentes y una planeación urbana más equitativa.

Diversidad habitacional: un reflejo de la desigualdad

México cuenta con una tipología de vivienda profundamente heterogénea: formal, institucional, informal, rural e indígena. Cada una responde a contextos económicos y territoriales específicos, pero también refleja desigualdades persistentes.

Mientras las zonas urbanas concentran vivienda formal con servicios, infraestructura y plusvalía creciente, amplias regiones rurales carecen de agua potable, drenaje o energía. Se estima que 38.4% de los mexicanos habita en viviendas no adecuadas, ya sea por materiales precarios, hacinamiento o falta de servicios básicos.

Nuevas formas de habitar y el papel del sector inmobiliario

Tras la pandemia, la vivienda mexicana ha cambiado de significado. Hoy se concibe como un espacio multifuncional que combina hogar, trabajo y recreación. Este cambio de paradigma ha impulsado una nueva demanda de vivienda con mayor superficie útil, mejor conectividad digital y acceso a servicios urbanos.

Para el sector inmobiliario, este contexto plantea el reto de equilibrar rentabilidad con responsabilidad social. Las ciudades que logren integrar vivienda asequible, movilidad sostenible y planificación urbana eficiente consolidarán su crecimiento económico sin profundizar desigualdades.

Los matices de la vivienda en México no solo reflejan contrastes estructurales, sino también un proceso de transformación en marcha. La vivienda deja de ser vista como un simple activo financiero para convertirse en un espacio social, cultural y humano.

El reto está en lograr que el derecho a una vivienda adecuada se traduzca en una realidad accesible, diversa y sostenible.

En DatAlpine creemos que comprender estos matices es esencial para construir el futuro inmobiliario de México: uno donde la planeación, los datos y la empatía se unan para garantizar que cada familia tenga un hogar digno y una ciudad habitable.

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