En los últimos años, México ha consolidado su posición como uno de los destinos más importantes para la inmigración en América Latina. Ya no se trata solo de un país de tránsito o de retorno, sino de un territorio que ofrece condiciones atractivas para establecerse de forma permanente, tanto para migrantes latinoamericanos como para extranjeros provenientes de economías desarrolladas.
Entre 2018 y 2023, más de 381,000 personas provenientes de Estados Unidos decidieron migrar a México, una cifra que refleja el creciente interés de estadounidenses por vivir en ciudades mexicanas, ya sea por cercanía, estilo de vida, costo de vida o razones personales. Además, se registró la llegada de 33,800 venezolanos y 13,900 colombianos, quienes ven en México una alternativa viable para rehacer sus vidas o desarrollarse profesionalmente.

Las principales causas de migración hacia México en este periodo fueron familiares (240,000 personas), laborales (91,100 personas) y vivienda (67,200 personas). Esto revela una tendencia a la migración planificada y con un proyecto de vida claro, donde la elección del lugar de residencia es un componente esencial. Este fenómeno ha repercutido directamente en la configuración y demanda del mercado de vivienda en todo el país.
Según el Censo 2020, el 27.1% de las viviendas particulares habitadas en México cuentan con tres cuartos, seguido por un 24.4% con cuatro cuartos. En cuanto a los dormitorios, el 41.8% de las viviendas tiene dos dormitorios, y un 30.4% tiene solo uno. Esta distribución refleja que la mayoría de las viviendas está diseñada para hogares pequeños o medianos, lo cual se alinea con el perfil de muchas personas migrantes: parejas jóvenes, familias pequeñas o trabajadores que buscan independizarse.
Esta tendencia representa una gran oportunidad para el sector inmobiliario nacional. Las ciudades con mayor concentración de migrantes viendo una diversificación en la demanda, tanto en términos de diseño de vivienda como de ubicación y servicios. Hay un creciente interés por viviendas funcionales, bien conectadas, seguras y con acceso a servicios básicos y opciones culturales o recreativas.
México se está transformando en un imán para la inmigración extranjera, y esta dinámica está influyendo directamente en la manera en que se construye y se concibe la vivienda. Entender los motivos, perfiles y necesidades de quienes llegan es clave para anticipar los cambios urbanos y generar desarrollos más incluyentes y sostenibles en todo el país.